1.- Trabaje con las familias: cualquier esfuerzo que realice dentro del salón de clase deberá complementarse con el trabajo que deben continuar los padres en la casa. Estudios han comprobado que los programas para mejorar la atención solo funcionan si se involucra a los padres. Esto es porque los padres son los principales gestores de las siguientes recomendaciones. Los padres son los agentes más relevantes en el desarrollo atencional de sus hijos, como señalan las investigaciones referidas a desarrollo de la atención.
2.- Busque mejorar el clima familiar de sus alumnos: un mejor clima familiar es un predictor de mejores capacidades atencionales en
los niños porque permite ambientes menos estresantes, con hábitos más sanos
relacionados al sueño. Para esto, es importante, en primer lugar, informar a
los padres sobre la importancia de un clima familiar basado en una disciplina
de consistencia y previsibilidad. Es decir, las reglas y horarios deben estar
claras para que los padres puedan tener un manejo conductual apropiado. Un
ambiente bien estructurado genera menos estrés en los niños y se traduce en un
mejor desempeño.
En segundo lugar, es importante destacar el papel de la estimulación que los
padres puedan dar a sus hijos. Velar para que los padres se involucren en
actividades significativas con los hijos permite que los hijos puedan aprender
de ellos, entrenar sus sentidos y tener oportunidades significativas para
practicar el manejo de la atención con la guía de los padres. Estudios han
observado que la estimulación paterna se traduce en un mayor volumen en el
hipocampo, una estructura cerebral relacionada con el aprendizaje, la atención
y la memoria.
En tercer lugar, busque que los intercambios verbales de los padres con los
hijos sean simétricos. Una manera de lograr esto es decir a los padres que
relacionen estas conversaciones con la metáfora de una alcancía: solo pueden
depositar tantas palabras como lo hace su hijo. Esto hace que el habla de los
padres sea lo suficientemente comprensible para los hijos y así sean capaces de
aprovecharla.
3.- Maneje el estrés de los alumnos: Se ha
comprobado que el estrés crónico (aquel de intensidad media que se mantiene por
un largo periodo) y agudo (aquel de corta duración pero alta intensidad) afecta
negativamente el desarrollo del cerebro. Especialmente al córtex prefrontal, y
el hipocampo, que son estructuras centrales en la memoria y la atención. De
esta manera, evalúe su clima de clase y trabaje con los padres para velar por
eliminar condiciones de vida estresantes. Dar a los alumnos su espacio, evitar
el hacinamiento y la bulla, buscar la estabilidad familiar y evitar los
patrones de disciplina inconsistente, poco clara y severa, son algunas de las
alternativas a evaluar para evitar consecuencias desfavorables por estrés.
4.- Una buena noche de sueño: al igual que en el
caso del estrés, la falta de sueño trae serias consecuencias, quizás la más
obvia es la dificultad para lograr y mantener un estado de alerta que energice
todo proceso atencional. Además, trae dificultades para el logro de estados de
atención sostenida y para la función del cerebro. La falta de sueño quebranta
el control de impulsos, el control inhibitorio y todas las funciones
ejecutivas. Algunas recomendaciones para lograr una mejor calidad de sueño son:
- Establecer horarios regulares para dormir y despertar.
- Hacer que el cuarto esté oscuro y en silencio.
- El ejercicio físico es recomendable siempre y cuando sea por lo menos 4 horas
antes de dormir.
- Dormir en ambiente con un mínimo de ventilación.
- Despertar y salir rápido de la cama, no se recomienda despertar y volver a
dormir.
- Si se presentan dificultades para dormir, dejar la habitación y hacer otra
cosa hasta que llegue la sensación de cansancio. En estos casos no se
recomienda quedarse despierto “dándose vueltas en la cama”.
5.- Algunas actividades que puede realizar con los
alumnos: trabajando en pequeños grupos, puede realizar ejercicios de varios
tipos. Por ejemplo:
- Ejercicios relativos a la metacognición; es
decir, hacer que los alumnos sean conscientes de su propio funcionamiento,
mental para que monitoreen su atención y sean capaces de controlarla. Por
ejemplo, señalarle al alumno que puede
“usar su cerebro para controlar la atención”. Otra alternativa es el trabajo
con fichas que haga que los niños reflexionen sobre esto.
- Ejercicios para trabajar la conciencia de los
niños sobre sus cuerpos y sus sentidos. Aprender a prestar atención
específicamente a lo que están sintiendo y a la información que reciben por
medio de sus sentidos aumenta la consciencia atencional de los alumnos,
permitiéndoles controlarla.
- Enseñarles a reconocer y regular la atención
sostenida. Nuevamente, la consciencia de que se está manteniendo la
concentración por un periodo determinado de tiempo permite mayor control sobre
esto. Esto puede entrenarse para lograr periodos de concentración cada vez más
largos.
6.- Algunas actividades que puede realizar con los
padres: puede comentarle a los padres los ejercicios que realiza con los
alumnos y facilitarles materiales para que ejerciten la atención de sus hijos
en casa. Además, usando el conocimiento que tiene sobre los procesos
atencionales, puede darles recomendaciones basadas en los puntos anteriores.
Por ejemplo, decir a los padres, en términos sencillos, que si su hijo está
angustiado, dirigir la atención del niño a otra cosa puede ser una manera de
modular este sufrimiento.
Información extraída del libro La Atención: Fomentando la Neurociencia Educacional 5 de CEREBRUM EDICIONES. Páginas 33-37
Información extraída del libro La Atención: Fomentando la Neurociencia Educacional 5 de CEREBRUM EDICIONES. Páginas 33-37